* Tipo de algoritmo de compresión: Algunos algoritmos de compresión son simplemente más eficientes que otros y algunos pueden ser más adecuados para un tipo de archivo determinado que otros. Por ejemplo, los algoritmos de compresión sin pérdidas, como ZIP o PNG, no reducen el tamaño de un archivo tan drásticamente como los algoritmos de compresión con pérdida, como MP3 o JPEG, pero también garantizan que no se pierdan datos en el proceso de compresión.
* Tipo de archivo: Algunos tipos de archivos, incluidos texto, código ejecutable y algunos formatos de imagen, ya están relativamente comprimidos y es posible que no se compriman mucho más sin el uso de un programa o algoritmo de compresión especializado.
* Calidad de compresión: Cuanto más comprima un archivo, más probabilidades tendrá de perder datos o experimentar pérdida de fidelidad en el caso de imágenes o audio. Por ejemplo, comprimir una imagen de forma demasiado agresiva puede provocar artefactos notables o desenfoque.
* Tamaño del archivo: Para archivos muy grandes, los rendimientos decrecientes de la compresión pueden volverse más significativos. La posible reducción de tamaño puede no ser lo suficientemente sustancial como para justificar el tiempo o los recursos computacionales necesarios para el proceso de compresión.