* Sistemas operativos y sistemas de archivos: Los diferentes sistemas operativos y sistemas de archivos tienen diferentes reglas sobre las extensiones de archivos. Algunos sistemas, como Unix/Linux, son más flexibles y permiten que se abran archivos por varias aplicaciones incluso sin extensiones.
* Formatos heredados: Los formatos de archivo más antiguos pueden no tener extensiones estandarizadas o confiar en el contenido en sí para determinar el software utilizado.
* Datos binarios: Algunos archivos contienen datos binarios, que no necesariamente tienen una asociación clara con una aplicación específica. Por ejemplo, un archivo comprimido puede contener varios tipos de datos sin una extensión clara para significar el software específico utilizado para la compresión.
* texto sin formato: Los archivos de texto, especialmente aquellos sin formato especial, pueden no tener extensiones. Se pueden abrir en varios editores de texto, y el software utilizado para crearlos podría no ser fácilmente identificable.
* Archivos de datos: Algunos archivos son simplemente contenedores de datos, como bases de datos o hojas de cálculo, y sus extensiones podrían no indicar directamente el software utilizado para la manipulación.
En resumen: Si bien las extensiones de archivos a menudo se usan para identificar el software, no son un requisito universal o obligatorio. La forma en que los archivos se manejan y se asocian con el software puede variar según el sistema operativo, el sistema de archivos y el formato de archivo específico.