Los registros se organizan en tablas, que son como hojas de cálculo con filas (registros) y columnas (campos). Cada fila de una tabla corresponde a un único registro y cada columna representa un tipo específico de datos. Los campos de un registro pueden ser de diferentes tipos de datos, como texto, números, fechas o imágenes.
Las bases de datos están estructuradas de manera que permiten una recuperación y gestión eficiente de los datos. Al organizar los datos en registros y tablas, resulta más fácil encontrar y actualizar información específica, generar informes y realizar consultas complejas. Los registros de la base de datos sirven como base para construir y mantener sistemas sólidos de gestión de datos.