La velocidad de ejecución depende de varios factores ajenos a la extensión del archivo, como por ejemplo:
1. Optimización de código :La eficiencia del código (ya sea implementado en un EXE o DLL) contribuye a su velocidad de ejecución. El código bien optimizado se ejecuta más rápido independientemente de la extensión del archivo.
2. Acceso a recursos :Si un EXE o DLL necesita acceder a fuentes de datos que cambian con frecuencia o implica cálculos complejos, estos aspectos pueden influir en su rendimiento.
3. Dependencias externas :Algunos archivos EXE o DLL dependen de componentes o bibliotecas adicionales durante la ejecución. Tener las últimas versiones disponibles de estas dependencias garantiza una velocidad óptima al eliminar posibles cuellos de botella.
De hecho, el uso de DLL a veces puede ralentizar una aplicación si hay demasiadas dependencias de DLL que administrar o si alguna de las DLL causa problemas dentro del sistema.
Por lo tanto, no es exacto generalizar que los archivos DLL son más rápidos que los archivos EXE. Ambos tipos de archivos son componentes integrales del sistema operativo Windows y sirven para propósitos específicos que no priorizan inherentemente los factores de velocidad.