Los oráculos a menudo se asociaban con santuarios, templos o ubicaciones geográficas específicas, donde la gente buscaba la guía de lo divino. Los métodos de adivinación y comunicación variaban ampliamente, incluidos métodos como interpretar los patrones de vuelo de las aves (augurio), examinar las entrañas de los animales sacrificados (aruspicia) o recibir mensajes a través de sueños y visiones.
Algunos de los oráculos más famosos de la historia antigua incluyen el Oráculo de Delfos en Grecia, que estaba dedicado al dios Apolo, y el Oráculo de Amón en Siwa en Egipto, que estaba vinculado al dios Amón. Estos oráculos eran consultados por reyes, generales y otras figuras importantes, que buscaban orientación sobre una variedad de cuestiones, desde decisiones personales hasta asuntos de estado.
Si bien la creencia en oráculos ha disminuido en los tiempos modernos, el concepto de buscar guía y sabiduría de fuentes externas sigue siendo un tema común en muchas culturas y religiones.