Si bien el retoque fotográfico puede parecer una técnica única, abarca una amplia gama de tareas de edición que se pueden aplicar de forma selectiva o en combinación para lograr los resultados deseados. Algunas técnicas de retoque comunes incluyen:
- Corrección de color: Ajustar los tonos de color, la saturación y el balance de blancos para crear armonía de color y mejorar la apariencia general de una imagen.
- Ajuste de contraste: Modificar el contraste entre las áreas claras y oscuras para darle a la imagen más profundidad y vitalidad.
- Control de exposición: Ajustar los niveles de exposición para corregir la sobreexposición o subexposición y lograr un brillo óptimo.
- Afilado: Mejorar la claridad y el detalle de las imágenes aumentando el contraste entre los píxeles vecinos.
- Suavizado y difuminado: Aplicar técnicas de suavizado para suavizar la textura de la piel o eliminar imperfecciones mientras se usan efectos de desenfoque para crear profundidad de campo u ocultar objetos no deseados.
- Retoque de piel: Esto se refiere a técnicas específicas utilizadas para mejorar los rasgos faciales en los retratos. A menudo implica eliminar imperfecciones, reducir las arrugas, blanquear los dientes y mejorar el tono general de la piel.
- Eliminación de objetos: Eliminar objetos no deseados de una imagen, como pelos sueltos, manchas de polvo o distracciones del fondo.
- Escultura corporal: Alterar digitalmente las formas, proporciones o músculos del cuerpo con fines de fitness o moda.
- Imágenes compuestas: Combinando elementos de múltiples imágenes para crear una composición completamente nueva y única.
El retoque fotográfico ha evolucionado mucho con los avances en la fotografía digital y software como Adobe Photoshop. Sin embargo, el arte del retoque requiere delicadeza, un ojo entrenado y una atención meticulosa a los detalles para lograr un equilibrio entre mejorar y preservar la autenticidad e integridad de una imagen.