Interactividad: Las fuentes inteligentes pueden responder a las entradas del usuario o a cambios en el entorno del software. Por ejemplo, una fuente inteligente puede ajustar el espaciado entre letras según el ancho del campo de texto en el que se coloca o cambiar su apariencia cuando se coloca el cursor sobre ella.
Configurabilidad: Las fuentes inteligentes ofrecen una variedad de parámetros configurables que permiten a los usuarios ajustar la apariencia de la fuente. Esto puede incluir ajustar el peso, el ancho, la inclinación y otras características para crear variaciones y estilos que se adapten a las diferentes necesidades de diseño.
Animación y efectos: Las fuentes inteligentes pueden incluir animaciones o efectos especiales que se pueden aplicar a la fuente. Estos efectos pueden variar desde transformaciones simples como desvanecimiento o escala hasta comportamientos más complejos como transiciones animadas entre personajes.
Funcionalidad extensible: Las fuentes inteligentes se pueden ampliar con funciones adicionales mediante el uso de complementos o módulos. Esto permite la integración de funciones como generar formas de letras alternativas o incorporar técnicas tipográficas avanzadas.
Fuentes variables: Las fuentes inteligentes están estrechamente relacionadas con el concepto de fuentes variables. Las fuentes variables son archivos de fuentes que contienen múltiples variaciones de una única fuente, cada una con diferentes atributos de diseño. Estas variaciones se pueden interpolar sobre la marcha para crear estilos de fuente personalizados, lo que permite una mayor flexibilidad en el uso de fuentes.
En general, las fuentes inteligentes ofrecen un mayor nivel de control y personalización en comparación con las fuentes estáticas tradicionales. Proporcionan a los diseñadores herramientas para crear efectos tipográficos únicos y adaptar fuentes a contextos de diseño específicos, mejorando las posibilidades creativas en el diseño gráfico y los medios digitales.