1. Monitoreo del sistema: Supervisar periódicamente el rendimiento del sistema, la utilización de recursos, los registros de eventos y otros indicadores para identificar posibles problemas, anomalías o irregularidades.
2. Gestión de parches: Instalar rápidamente parches de software, actualizaciones y correcciones de seguridad proporcionadas por los proveedores para abordar las vulnerabilidades y mejorar la postura general de seguridad.
3. Mantenimiento de hardware: Realizar inspecciones de rutina y mantenimiento de componentes de hardware, incluida la limpieza, la verificación de problemas de sobrecalentamiento y el reemplazo de piezas defectuosas o desgastadas.
4. Copia de seguridad y recuperación de datos: Implementar copias de seguridad periódicas de datos importantes para protegerlos contra la pérdida de datos debido a fallas de hardware, ataques cibernéticos o eliminación accidental.
5. Actualizaciones de software: Instalar actualizaciones de software y nuevas versiones para beneficiarse de funciones mejoradas, correcciones de errores y compatibilidad mejorada con otros sistemas y dispositivos.
6. Administración del espacio en disco: Optimizar el uso del espacio en disco eliminando archivos innecesarios, desinstalando software no utilizado y administrando el almacenamiento de archivos de manera eficiente.
7. Seguridad de la red: Implementar configuraciones de firewall, sistemas de detección de intrusiones y otras medidas de seguridad para proteger la red de accesos no autorizados y posibles amenazas.
8. Cumplimiento de la licencia de software: Garantizar que todo el software utilizado tenga la licencia adecuada y cumpla con los términos del proveedor para evitar problemas legales y mantener la integridad del software.
9. Optimización del rendimiento: Optimizar periódicamente la configuración del sistema, ajustar la asignación de recursos y ajustar las configuraciones para mejorar el rendimiento general y la capacidad de respuesta.
10. Documentación y mantenimiento de registros: Mantener documentación detallada y registros de actividades de mantenimiento, cambios en el sistema y pasos de solución de problemas para referencia y análisis futuros.
11. Análisis de datos e informes: Analizar registros del sistema, métricas de rendimiento y otros datos para identificar tendencias, patrones y áreas potenciales de mejora para la toma de decisiones proactiva.
12. Educación del usuario: Brindar capacitación y soporte a los usuarios sobre el uso adecuado del sistema, prácticas de seguridad y tareas básicas de mantenimiento para minimizar los errores humanos y los posibles problemas.
13. Contratos de servicio y soporte del proveedor: Celebrar contratos de servicio con proveedores de hardware y software para obtener soporte oportuno, acceso a experiencia técnica y cobertura de garantía.
14. Planificación de capacidad: Evaluar y planificar periódicamente las necesidades de capacidad futuras para garantizar que los sistemas de TI puedan adaptarse a los datos crecientes, las demandas de los usuarios y las nuevas aplicaciones.
15. Análisis predictivo: Utilizar técnicas avanzadas de análisis de datos para predecir posibles problemas o fallas antes de que ocurran, lo que permite acciones de mantenimiento proactivas.
Al practicar el mantenimiento activo, las organizaciones y las personas pueden extender la vida útil de sus activos de TI, reducir el riesgo de interrupciones inesperadas o pérdida de datos y garantizar operaciones más fluidas y confiables de sus sistemas informáticos. También sienta las bases para una gestión y respuesta efectivas a incidentes en caso de que surja algún problema.