Normalmente, el tiempo de arranque de un disco duro mecánico tradicional puede oscilar entre 15 y 60 segundos aproximadamente. Los HDD más antiguos o muy fragmentados pueden tardar más en arrancar, mientras que los HDD más nuevos con velocidades de rotación más rápidas y tecnología más avanzada pueden arrancar más rápidamente.
En comparación, las unidades de estado sólido (SSD) tienen tiempos de arranque mucho más rápidos debido al uso de memoria no volátil. Los SSD pueden iniciar una computadora en solo unos segundos, lo que reduce significativamente el tiempo de espera durante el proceso de inicio.
Para optimizar el tiempo de arranque de un disco duro, se recomienda desfragmentar periódicamente la unidad, asegurarse de que la configuración del BIOS esté optimizada y mantener minimizada la cantidad de programas y servicios que se inician automáticamente. Además, actualizar a un HDD más rápido o cambiar a un SSD puede reducir drásticamente los tiempos de arranque y mejorar el rendimiento general del sistema.