1. Descubriendo la topología de la red: Recopilan información sobre la estructura de la red, incluidas las rutas disponibles y sus costos asociados (por ejemplo, latencia, ancho de banda). Esto se logra a través de la comunicación con otros enrutadores en la red.
2. Calcular rutas óptimas: Según la topología de la red recopilada, estos protocolos calculan las rutas más eficientes para que los paquetes de datos viajen entre los puntos finales de la red. Esto generalmente se logra aplicando algoritmos como el algoritmo de Dijkstra o el algoritmo de ruta más corta (SPF).
En esencia, los protocolos de enrutamiento dinámico crean un mapa de autoapción de la red y optimizan constantemente las mejores rutas para el flujo de datos, asegurando que la red permanezca funcional y resistente incluso cuando ocurren cambios.