Los servicios de red gestionados generalmente no requieren gastos de capital. El proveedor de servicios suele poseer y gestionar todos los equipos de red, incluidos el hardware y el software. Los clientes suelen pagar una tarifa mensual o anual por el servicio, que cubre los costos de mantenimiento y operación de la red. Esto puede resultar beneficioso para las empresas, ya que no tienen que invertir en su propia infraestructura de red, lo que ahorra en gastos de capital.