Velocidad: Las LAN funcionan a velocidades mucho más altas que las WAN. Esto se debe a que las LAN normalmente se limitan a un área geográfica pequeña, como un único edificio o campus. Esto les permite utilizar tecnologías de mayor velocidad como Ethernet o cables de fibra óptica. Las WAN, por otro lado, pueden abarcar grandes distancias y pueden tener que lidiar con tecnologías más lentas, como conexiones telefónicas o satelitales.
Fiabilidad: Las LAN son generalmente más confiables que las WAN. Esto se debe a que las LAN suelen estar bajo el control de un único administrador de red o equipo de TI. Esto permite un seguimiento y una gestión centralizados, lo que puede ayudar a identificar y resolver problemas rápidamente. Las WAN, por otro lado, pueden ser propiedad de varias empresas u organizaciones y ser operadas por ellas, lo que puede dificultar la localización y resolución de problemas.
Seguridad: Las LAN son generalmente más seguras que las WAN. Esto se debe a que las LAN suelen estar físicamente aisladas del mundo exterior. Esto dificulta que los usuarios no autorizados obtengan acceso a la red. Las WAN, por otro lado, pueden estar expuestas a la Internet pública, lo que puede hacerlas más vulnerables a los ataques.
Costo: Las LAN son generalmente menos costosas que las WAN. Esto se debe a que las LAN requieren menos infraestructura y pueden gestionarse de forma más eficiente. Las WAN, por otro lado, requieren equipos más especializados y pueden ser más complejas de gestionar.
Facilidad de uso: Las LAN son generalmente más fáciles de usar que las WAN. Esto se debe a que las LAN suelen utilizar protocolos y tecnologías estándar. Las WAN, por otro lado, pueden requerir configuración y administración especializadas.