Compartir recursos:en una red cliente-servidor que utiliza una LAN, recursos como archivos, impresoras y aplicaciones se pueden compartir fácilmente entre varios clientes. Esto permite a los usuarios acceder y utilizar recursos compartidos de manera eficiente, aumentando la productividad y la colaboración dentro de la red.
Gestión centralizada:una red cliente-servidor basada en LAN permite una gestión y administración centralizadas. El servidor actúa como un punto central de control, lo que permite a los administradores de red administrar cuentas de usuario, derechos de acceso, actualizaciones de software y medidas de seguridad de manera más eficiente. Esto simplifica el mantenimiento de la red y mejora la seguridad general de la red.