El tóner láser negro es magnético porque contiene pequeñas partículas de óxido de hierro, que es un material magnético. Las partículas de óxido de hierro están recubiertas con una resina que les ayuda a adherirse al papel. Cuando la impresora láser calienta el tóner, la resina se derrite y las partículas de óxido de hierro son atraídas por el tambor magnético, que gira y las transfiere al papel.