Ruido: Los cables más largos son más susceptibles al ruido de otros dispositivos eléctricos, como luces fluorescentes y motores. Esto también puede causar pérdida de datos o errores.
Tiempo de retraso aumentado: Cuanto más largo sea el cable, más tardará una señal en viajar de un extremo al otro del cable. Esto puede provocar retrasos en la comunicación, lo que puede suponer un problema para aplicaciones en tiempo real como la voz sobre IP.
Mayor inquietud: El jitter es una variación en el tiempo de retardo entre paquetes. Esto puede causar problemas en aplicaciones como la transmisión de vídeo y audio.
Aumento de la pérdida de paquetes: Los cables más largos tienen más probabilidades de sufrir pérdida de paquetes, que es cuando los paquetes de datos se pierden durante la transmisión. Esto puede provocar daños en los datos o pérdida de conectividad.
Rendimiento inconsistente: Los cables más largos pueden ser más susceptibles a problemas de rendimiento, como conectividad intermitente o velocidades lentas. Esto puede dificultar la resolución de problemas y el mantenimiento de una red confiable.
Fallo al operar: Si la longitud del cable UTP excede el máximo que puede exceder el cable, el cable no funcionará correctamente. Esto podría provocar pérdida de datos, problemas de rendimiento de la red u otros problemas.