Fuente de alimentación insuficiente: Asegúrese de que la unidad de fuente de alimentación (PSU) proporcione la energía adecuada a la PC. Verifique la potencia nominal de la fuente de alimentación y asegúrese de que cumpla con los requisitos de los componentes de su PC.
Interruptor de alimentación defectuoso: Es posible que el interruptor de encendido de la carcasa de su PC esté defectuoso. Intente restablecer el interruptor de encendido desconectando y volviendo a conectar el encabezado del panel frontal a la placa base.
Problemas de RAM: Los módulos de memoria (RAM) a veces pueden causar problemas de arranque. Intente volver a colocar los módulos de RAM en sus ranuras y asegúrese de que estén colocados correctamente.
Problemas con el dispositivo de almacenamiento: Si su PC tiene varios dispositivos de almacenamiento, como discos duros o SSD, intente desconectar todos menos el disco principal y vea si eso resuelve el problema.
Sobrecalentamiento: Si la CPU se sobrecalienta, puede impedir que la PC se inicie. Verifique la temperatura de la CPU utilizando un software de monitoreo de temperatura y asegúrese de que esté dentro de los límites aceptables. Volver a aplicar grasa térmica puede ayudar a mejorar la transferencia de calor entre la CPU y el disipador.
Problemas con la placa base: En algunos casos, la propia placa base puede estar defectuosa, lo que impide que la PC se encienda. Si ha agotado todas las demás posibilidades, es posible que necesite buscar asistencia profesional para diagnosticar y reparar la placa base.
Volver a realizar la prueba después de paradas prolongadas: Después de volver a aplicar grasa térmica, permita que su PC funcione durante más tiempo antes de apagarla. Esto le dará tiempo a la pasta térmica para asentarse y garantizar una transferencia de calor adecuada. Si el problema persiste después de apagados prolongados, se recomienda consultar a un técnico profesional para obtener más ayuda.