Por ejemplo, durante un episodio de El Niño, el oeste de Estados Unidos tiende a experimentar inviernos más cálidos y secos, mientras que el sureste de Estados Unidos experimenta inviernos más fríos y húmedos. El Niño también puede provocar una mayor actividad de huracanes en el Océano Atlántico y sequías más frecuentes en Australia.
Los cambios en los patrones climáticos asociados con El Niño pueden tener un impacto significativo en las actividades humanas, como la agricultura, los recursos hídricos y el consumo de energía.