1. Políticas de la empresa: Algunas empresas tienen pautas y políticas claras con respecto a la comunicación profesional y el uso del correo electrónico. Estas políticas pueden estipular el tono, el lenguaje y el formato que los empleados deben seguir al enviar correos electrónicos. Si un empleado viola estas políticas, podría resultar en una acción disciplinaria que podría conducir a la terminación del empleo.
2. Severidad y Frecuencia: La gravedad y la frecuencia de los correos electrónicos "gritos" influyen. Un solo incidente aislado puede abordarse con una advertencia o una acción correctiva. Sin embargo, un patrón persistente de envío de correos electrónicos agresivos, irrespetuosos o inapropiados puede crear un ambiente de trabajo hostil y tener un impacto negativo en los colegas.
3. Contenido del correo electrónico: El contenido del correo electrónico "gritante" también es crucial. Si contiene lenguaje ofensivo, discriminatorio o incendiario que viole el código de conducta o las políticas de acoso de la empresa, podría dar lugar al despido.
4. Respuesta del destinatario: También se puede tener en cuenta la reacción del destinatario al correo electrónico. Si el correo electrónico causa angustia, intimidación o interrupción significativa en el trabajo del destinatario, podría verse como un incumplimiento del deber de diligencia que los empleados deben hacia sus colegas.
5. Acciones disciplinarias previas: Si un empleado tiene un historial de advertencias disciplinarias previas o acciones relacionadas con comunicación o comportamiento inapropiado, un correo electrónico "grito" podría verse como una infracción repetida que conlleva consecuencias más graves.
6. Contexto e intención: Se deben considerar el contexto y la intención del correo electrónico. ¿Fue enviado en el calor del momento sin considerar el impacto que tendría? ¿O fue un intento calculado de intimidar o menospreciar al destinatario?
Es importante recordar que cada caso es único y las organizaciones tienen sus propios procedimientos y políticas disciplinarias. Si se descubre que un empleado ha violado estas políticas o ha tenido un comportamiento que perturba el lugar de trabajo, puede enfrentar medidas disciplinarias, incluida la posible terminación del empleo.