Pérdida financiera:el fraude informático puede provocar pérdidas financieras directas, como el robo de dinero o el uso no autorizado de tarjetas de crédito u otras cuentas financieras. También puede provocar pérdidas financieras indirectas, como el coste de investigar y enjuiciar el fraude, la pérdida de ingresos comerciales y el daño a la reputación de la empresa.
Pérdida o corrupción de datos:el fraude informático también puede provocar la pérdida o corrupción de datos. Esto puede incluir la pérdida de información personal confidencial, como números de Seguro Social o registros médicos, o la pérdida de datos críticos para el negocio, como registros financieros o listas de clientes.
Interrupción operativa:el fraude informático también puede alterar las operaciones normales de una empresa. Esto puede incluir la interrupción de sistemas críticos, como el sitio web o el servidor de correo electrónico de la empresa, o la interrupción de operaciones físicas, como la línea de producción o las operaciones de envío.
Consecuencias legales:el fraude informático suele ser un delito y puede tener consecuencias legales para los perpetradores. Estas consecuencias pueden incluir multas, prisión o ambas.
Daño a la reputación:el fraude informático también puede dañar la reputación de la empresa objetivo del fraude. Esto puede dificultar que la empresa atraiga nuevos clientes o inversores y también puede provocar una disminución de las ventas y los beneficios.