En la mayoría de las jurisdicciones, enviar de forma consciente e intencionada un virus informático falso e inofensivo es ilegal. Estas acciones pueden clasificarse como delitos cibernéticos y estar sujetas a enjuiciamiento. Las leyes específicas que rigen esto pueden variar según el país o la región. Generalmente, se considera un acto ilegal distribuir software engañoso o malicioso, incluso si no tiene la intención de causar daño, debido a la posible interrupción o angustia que puede causar a los destinatarios o a los sistemas que utilizan.