Los virus operan principalmente dentro del entorno de software de un sistema informático. Pueden infectar archivos, replicarse y propagarse a otros sistemas a través de redes o medios extraíbles. Sus efectos pueden variar desde robar información confidencial, interrumpir los procesos del sistema, mostrar mensajes molestos o incluso exigir un rescate (en el caso del ransomware).
Sin embargo, ciertos tipos de malware, como los rootkits, pueden obtener acceso de bajo nivel al hardware de un sistema y tener el potencial de causar problemas relacionados con el hardware. Los rootkits pueden incrustarse profundamente en el sistema operativo, lo que dificulta su detección y eliminación. En casos excepcionales, un malware sofisticado puede manipular o interferir con las funciones del hardware, provocando problemas de estabilidad o mal funcionamiento del hardware.
Es importante tener en cuenta que, si bien los virus informáticos pueden causar una variedad de problemas e interrupciones, el daño directo al hardware es poco común y no es el objetivo principal de la mayoría de los virus. El uso regular de software antivirus actualizado, la práctica de hábitos informáticos seguros y la instalación de actualizaciones del sistema pueden reducir significativamente el riesgo de infecciones de virus y proteger tanto su hardware como su software.