El protocolo fue el resultado de complejas negociaciones diplomáticas e impuso condiciones estrictas a la dinastía Qing, incluida la ejecución o el destierro de funcionarios gubernamentales responsables de la violencia, el pago de cuatrocientos cincuenta millones de taels (333 millones de dólares estadounidenses o 67 millones de libras esterlinas). libras esterlinas) como reparaciones a las naciones heridas y a sus nacionales, guarniciones extranjeras en Beijing para proteger las legaciones extranjeras, la destrucción de los fuertes de Taku, libertad para que los misioneros extranjeros viajen y hagan proselitismo por todo el país, el derecho de los estados extranjeros a estacionar barcos en Beijing y otros lugares, y el estacionamiento de tropas extranjeras en Beijing hasta que se pagaran íntegramente las indemnizaciones.
El protocolo fue extremadamente duro y tuvo consecuencias de gran alcance para China, tanto económica como políticamente. El pago de indemnizaciones agotó el tesoro de Qing y provocó grandes dificultades económicas. La presencia de tropas extranjeras en China socavó la soberanía china y generó resentimiento entre el pueblo chino. El protocolo también marcó el comienzo de la "era del imperialismo", cuando las potencias extranjeras impusieron cada vez más su voluntad a China y la dividieron en esferas de influencia.