2. Activación de componentes actualizados: Un reinicio desencadena el inicio de los componentes actualizados asociados con el controlador recién instalado. Al reiniciar, permite que estos componentes se inicien correctamente, lo que le permite beneficiarse plenamente de las funciones del controlador.
3. Asignación efectiva de recursos: El reinicio optimiza la asignación de recursos del sistema al reasignar recursos de memoria y hardware para garantizar que el controlador recién instalado funcione de manera óptima. Esto ayuda a prevenir posibles conflictos y problemas de intercambio de recursos.
4. Borrar datos temporales: Al reiniciar se borran datos temporales como caché y archivos temporales del sistema. Esto garantiza un entorno fresco y limpio para que el controlador recién instalado funcione sin problemas ni conflictos causados por restos de datos anteriores.
5. Detección de cambios: Un reinicio solicita al sistema que vuelva a identificar y detectar dispositivos de hardware y sus controladores relacionados. Esto garantiza que el controlador recién instalado se reconozca correctamente, evitando posibles conflictos o problemas con el dispositivo perdido.
6. Garantizar la compatibilidad: El reinicio permite que el sistema realice comprobaciones de compatibilidad entre el software, el hardware y el nuevo controlador existentes. Esto protege contra posibles problemas de compatibilidad o conflictos que pueden causar fallas o mal funcionamiento del software.
7. Estabilizando el sistema: Reiniciar ayuda a restaurar el sistema a un estado estable después de que se hayan realizado cambios. Permite que los servicios y procesos esenciales se reinicien y establezcan una comunicación adecuada con el nuevo conductor, mejorando la estabilidad y el rendimiento general del sistema.