El celibato o la abstención del matrimonio era visto como un estado digno de elogio por parte del Sanedrín. Hay pocas referencias a algún tipo de prohibición del matrimonio para las personas dedicadas a la vida religiosa, pero el celibato fue fomentado e incluso visto como una forma de vida superior al matrimonio. Si bien el matrimonio era un requisito del Sumo Sacerdote, aquellos que servían en el templo debían permanecer solteros durante su servicio, según la Mishná.