Los ratones pueden portar diversas bacterias, virus y parásitos que pueden representar riesgos para la salud de los humanos. Por ejemplo, pueden transmitir el hantavirus, que puede provocar el síndrome pulmonar por hantavirus (SPH), una enfermedad respiratoria grave caracterizada por fiebre alta, fatiga, insuficiencia respiratoria grave y presión arterial baja. Además, los ratones también pueden ser portadores de tularemia, que es otra infección potencialmente mortal. La orina y los excrementos de los ratones pueden provocar infecciones y contaminación; de ahí la importancia de los métodos de control de plagas y técnicas adecuadas de exclusión de roedores.