Las células autorrítmicas tienen la capacidad única de generar impulsos eléctricos de forma espontánea y rítmica sin ningún estímulo externo. Esta propiedad se debe a sus propiedades eléctricas inherentes, canales iónicos y potenciales de membrana. Las células del nódulo SA son el sitio principal de generación de impulsos y marcan el ritmo de todo el corazón.
Cuando las células autorrítmicas del nódulo SA generan un impulso eléctrico, este se propaga por todo el corazón, lo que hace que los músculos del corazón se contraigan y bombeen sangre. Los impulsos viajan desde el nódulo SA al nódulo auriculoventricular (AV), lo que retrasa ligeramente las señales para permitir que las aurículas se llenen de sangre. Desde el nódulo AV, los impulsos se conducen a través de vías especializadas llamadas haz de His y fibras de Purkinje, que distribuyen las señales a todas las partes de los ventrículos, asegurando una contracción coordinada.
La tasa de generación de impulsos por parte de las células autorrítmicas puede verse influenciada por varios factores, como el sistema nervioso autónomo, las hormonas y ciertos fármacos. Esto permite ajustar la frecuencia cardíaca en respuesta a las necesidades y condiciones cambiantes del cuerpo.
En resumen, las células autorrítmicas son esenciales para el funcionamiento del corazón, ya que proporcionan la capacidad intrínseca del corazón para generar y mantener un latido rítmico y regular, asegurando el bombeo continuo de sangre por todo el cuerpo.