Las ratas utilizan su sentido del olfato y la memoria para navegar por laberintos. Forman mapas mentales del laberinto oliendo y notando puntos de referencia, creando una comprensión de dónde están y adónde deben ir. Durante la navegación, olfatean constantemente mientras se mueven usando el toque de los bigotes para tener sentido espacial y ajustar sus movimientos con alta precisión evitando chocar contra las paredes, etc.
La región del hipocampo del cerebro se utiliza en esta forma de representación espacial y en el aprendizaje de tareas espaciales novedosas como las que se encuentran en un laberinto. Si se lesiona perjudicará esta capacidad. Cuando un animal explora un entorno, las neuronas individuales se vuelven altamente receptivas.