Cuando los ratones tienen frío, se apiñan para conservar el calor. Esto se debe a que los ratones tienen una alta relación superficie-volumen, lo que significa que pierden calor rápidamente. Al apiñarse, los ratones pueden reducir la cantidad de superficie expuesta y así ralentizar la tasa de pérdida de calor. Además, los ratones también pueden excavar en el material de sus nidos o buscar otros lugares cálidos para mantenerse calientes.