1. Tipo de socket: Este es el más crucial aspecto de la compatibilidad. La toma del procesador en la placa base debe coincidir físicamente con el tipo de enchufe del procesador. Por ejemplo, un enchufe Intel LGA 1700 no funcionará con un procesador AMD AM5.
2. chipset: El chipset de la placa base dicta qué características y tecnologías pueden utilizar el procesador. Diferentes conjuntos de chips admiten diferentes generaciones de procesadores, velocidades de RAM y opciones de expansión (como carriles PCIe).
3. TDP (potencia de diseño térmico): Esto mide la cantidad máxima de calor que genera el procesador. El sistema de entrega de energía (VRMS) de la placa base y la solución de enfriamiento deben ser lo suficientemente robustas como para manejar el TDP del procesador.
4. Recuento de núcleo y velocidad del reloj: Más núcleos y velocidades de reloj más altas generalmente se traducen en un mejor rendimiento, especialmente en aplicaciones múltiples. Sin embargo, los recuentos de núcleo más altos y las velocidades de reloj también generan más calor.
5. Gráficos integrados: Algunos procesadores tienen gráficos integrados, mientras que otros requieren una tarjeta gráfica dedicada. Si planea utilizar gráficos integrados, asegúrese de que la placa base tenga salidas de video apropiadas (HDMI, DisplayPort).
6. Soporte de memoria: Los procesadores admiten generaciones y velocidades específicas de RAM (DDR4, DDR5, etc.). La placa base también debe admitir el mismo estándar de RAM y velocidades para garantizar la compatibilidad y el rendimiento óptimo.
7. Versión PCIe y configuración de carril: Los procesadores admiten diferentes versiones y configuraciones de carril de PCIE, lo que afecta el rendimiento de dispositivos conectados como tarjetas gráficas y SSD NVME.
8. Soporte de overclocking: Algunos procesadores y placas base admiten el overclocking, lo que le permite aumentar las velocidades de reloj más allá de su configuración predeterminada para un mayor rendimiento.
9. Arquitectura del conjunto de instrucciones (ISA): Si bien es un factor de compatibilidad menos y más consideración de rendimiento y software, la ISA del procesador determina qué instrucciones puede ejecutar. Los ISA más nuevos como AVX-512 pueden acelerar significativamente las cargas de trabajo específicas si el software y el sistema operativo las admiten.