Con el tiempo, el uso de toallas sanitarias se extendió por todo el mundo, y diferentes culturas y regiones desarrollaron sus propios materiales y métodos únicos para fabricarlas. Estos podían estar hechos de trapos, algodón, lana o pieles de animales y, por lo general, se sujetaban con un cinturón o una cuerda atada a la cintura.
A principios del siglo XX, se inventaron las toallas sanitarias desechables, que rápidamente se hicieron populares debido a su comodidad y facilidad de uso. Las toallas sanitarias desechables están hechas de una variedad de materiales, incluidos algodón, rayón y plástico, y a menudo se tratan con productos químicos para absorber la humedad y evitar fugas.
Las toallas sanitarias menstruales han recorrido un largo camino desde los antiguos egipcios y siguen siendo un elemento esencial para muchas personas que menstrúan. Proporcionan una manera práctica y cómoda de controlar el sangrado menstrual y pueden usarse junto con otros productos menstruales como tampones y copas menstruales.