Memoria declarativa:
La memoria declarativa, también conocida como memoria explícita, implica el recuerdo consciente e intencional de hechos, eventos y experiencias. Incluye dos subtipos:
1. Memoria episódica: Almacena episodios o eventos específicos que sucedieron en un momento y lugar determinados. Por ejemplo, recordar tu primer día de clases.
2. Memoria semántica: Almacena conocimientos y hechos generales sobre el mundo, como fechas históricas o conceptos científicos. Proporciona el contexto para comprender e interpretar los recuerdos episódicos.
Memoria no declarativa:
La memoria no declarativa, también llamada memoria implícita, es una forma de memoria que opera de forma inconsciente y automática. Implica habilidades, hábitos y procedimientos aprendidos mediante la práctica y la repetición. Existen varios subtipos de memoria no declarativa:
1. Memoria Procesal: Almacena habilidades y hábitos aprendidos que se realizan sin pensamiento consciente, como andar en bicicleta o tocar un instrumento musical.
2. Condicionamiento clásico: Implica la asociación de un estímulo neutro con un estímulo significativo, lo que lleva a una respuesta automática. Por ejemplo, salivar en respuesta al sonido de una campana.
3. Condicionamiento Operante: Implica aprender a través del refuerzo y el castigo, moldeando conductas a través de consecuencias.
Conjunción de trabajo con almacenamiento a largo plazo:
La memoria de trabajo actúa como un espacio de almacenamiento temporal donde se guarda y manipula la información para su procesamiento consciente. Es parte del sistema más amplio de memoria a largo plazo e interactúa tanto con la memoria declarativa como con la no declarativa:
1. Codificación y consolidación: La memoria de trabajo juega un papel crucial en la codificación de nueva información en la memoria a largo plazo. Cuando se encuentra nueva información, se mantiene en la memoria de trabajo, donde se puede ensayar y procesar, lo que aumenta las posibilidades de que se consolide en un almacenamiento a largo plazo.
2. Recuperación y recuperación: Cuando se recupera información de la memoria a largo plazo, la memoria de trabajo sirve como un espacio de trabajo activo. Trae a la conciencia información relevante almacenada a largo plazo, lo que nos permite recordarla y manipularla conscientemente.
3. Aprendizaje de habilidades y automaticidad: La memoria no declarativa, particularmente la memoria procedimental, implica la formación de habilidades y hábitos automáticos. A medida que estas habilidades se aprenden bien, se vuelven menos dependientes del procesamiento consciente y de la memoria de trabajo. Esto nos permite realizarlos de forma más eficiente y sin mucho esfuerzo.
En resumen, la memoria declarativa se centra en recordar conscientemente hechos, eventos y experiencias, mientras que la memoria no declarativa implica el aprendizaje implícito de habilidades y hábitos. La memoria de trabajo interactúa con ambos tipos para codificar nueva información, recuperar recuerdos almacenados y facilitar la adquisición de habilidades y la automaticidad. Juntos, estos sistemas nos permiten aprender y recordar información de manera efectiva, dando forma a nuestro conocimiento, habilidades y comportamiento a lo largo del tiempo.