Los procesadores de portátiles están diseñados para ser pequeños, livianos y energéticamente eficientes, mientras que los procesadores de escritorio están diseñados para ofrecer mayor rendimiento y mayor capacidad de expansión. Como resultado, los procesadores de portátiles suelen tener velocidades de reloj más bajas, menos núcleos y cachés más pequeños que los procesadores de escritorio. También utilizan diferentes tipos de enchufes y requieren diferentes soluciones de refrigeración.
Hay algunas excepciones a esta regla. Por ejemplo, algunos procesadores de portátiles de gama alta, como el Intel Core i9-12900HK, son comparables a los procesadores de escritorio en términos de rendimiento. Sin embargo, estos procesadores todavía no son intercambiables con los procesadores de escritorio, ya que tienen diferentes tipos de zócalos y requisitos de refrigeración.
Si está pensando en construir una computadora nueva, debe elegir un procesador que esté diseñado específicamente para el uso previsto. Si necesita una computadora portátil que pueda realizar tareas básicas, un procesador de computadora portátil es una buena opción. Si necesita una computadora potente para jugar, editar videos u otras tareas intensivas, un procesador de escritorio es una mejor opción.