Actualmente no existe evidencia científica que sugiera que el uso de un color específico de tinta, como el azul o el negro, tenga un impacto directo en la recuperación de la memoria. Ambos colores se utilizan habitualmente para escribir y no existe ninguna ventaja o desventaja inherente en términos de retención de memoria asociada a ninguno de los dos colores. Factores como la organización, el contexto, la repetición, la concentración y el sueño tienen una influencia más significativa en la recuperación de la memoria.