1. Redes y conectividad a Internet:
La informática moderna depende en gran medida de las redes e Internet, que permiten que los dispositivos se conecten y se comuniquen. Los sistemas autónomos, por definición, no están conectados a ninguna red externa. A medida que más tareas y servicios se trasladaban en línea, crecía la necesidad de sistemas interconectados, lo que hacía que los sistemas independientes fueran menos prácticos para la informática de uso general.
2. Colaboración y recursos compartidos:
Los sistemas independientes limitan la colaboración y el intercambio de recursos. En los entornos de trabajo colaborativo actuales, donde los equipos suelen trabajar en proyectos compartidos y acceden a recursos comunes, los sistemas interconectados son cruciales para una comunicación y un trabajo en equipo eficientes.
3. Gestión y seguridad centralizadas:
Los sistemas independientes carecen de funciones de seguridad y administración centralizadas que son esenciales para los entornos de TI modernos. Administrar y actualizar software, implementar parches de seguridad y monitorear el estado del sistema se vuelve más desafiante con los sistemas independientes.
4. Escalabilidad y flexibilidad:
Los sistemas independientes no son fácilmente escalables ni adaptables a los requisitos cambiantes. Ampliar la potencia informática o agregar nuevos servicios requiere inversiones adicionales en hardware, lo que puede resultar costoso y llevar mucho tiempo.
5. Rentabilidad:
En la mayoría de los escenarios, es más rentable utilizar sistemas en red que sistemas independientes individuales. La infraestructura centralizada y los recursos compartidos pueden reducir significativamente los costos de hardware, software y mantenimiento.
6. Computación en la nube y virtualización:
El auge de las tecnologías de virtualización y computación en la nube ofrece alternativas más flexibles y escalables para construir infraestructuras de TI sin la necesidad de sistemas independientes. Estas tecnologías permiten agrupar y virtualizar recursos, lo que permite una gestión eficiente de la infraestructura y reduce la necesidad de sistemas independientes dedicados.
En general, si bien los sistemas informáticos independientes todavía se pueden utilizar en escenarios específicos donde se requiere aislamiento o funcionalidad especializada, ya no son el modo principal de informática en la mayoría de los entornos modernos.