1. Supervisión del rendimiento: Realiza un seguimiento de métricas clave de rendimiento, como el uso de ancho de banda, los tiempos de respuesta y los patrones de tráfico, para detectar cualquier desviación o cuello de botella que afecte el rendimiento de la red.
2. Detección de fallos y solución de problemas: Supervisa continuamente dispositivos, servidores y aplicaciones para identificar problemas como servidores caídos o componentes de red que funcionan mal. Ayuda en la identificación proactiva de problemas, minimizando el tiempo de inactividad.
3. Análisis de tráfico: Ayuda a analizar patrones de tráfico, identificar consumidores de gran ancho de banda y detectar comportamientos de tráfico inusuales, como posibles violaciones de seguridad o ataques de denegación de servicio (DoS).
4. Monitoreo de SLA: Permite a las organizaciones monitorear y medir el desempeño de los proveedores de servicios. Verifica si se cumplen los acuerdos de nivel de servicio (SLA) y ayuda a garantizar la calidad del servicio para los usuarios.