Las redes en tándem están diseñadas para proporcionar redundancia, aumentar la confiabilidad y mejorar el rendimiento general de la red. Al tener múltiples redes o subredes conectadas en tándem, el tráfico y los datos se pueden distribuir y equilibrar a través de diferentes rutas, lo que reduce la dependencia y la carga en cualquier segmento de la red. Si una subred experimenta una interrupción o congestión, los datos se pueden redirigir a otras subredes disponibles, lo que garantiza el funcionamiento continuo y la resiliencia de la red general.
Las redes en tándem se emplean comúnmente en diversos sistemas de telecomunicaciones y comunicación de datos. Por ejemplo:
Redes telefónicas: En las redes telefónicas tradicionales, se utilizan oficinas de conmutación en tándem o centrales en tándem para interconectar diferentes áreas geográficas o regiones de red. Cuando se realiza una llamada de un área a otra, la conexión se establece a través de múltiples centrales en tándem sucesivas.
Redes troncales de Internet: En Internet, las redes troncales están diseñadas como redes en tándem, donde el tráfico procedente de diferentes regiones del mundo se intercambia a través de puntos de presencia y nodos de red interconectados. Esto ayuda a optimizar el enrutamiento, reducir la latencia y garantizar la confiabilidad.
Redes móviles: Las redes de comunicaciones móviles suelen utilizar redes en tándem para conectar diferentes estaciones base y facilitar los traspasos o la itinerancia entre diferentes células. Esto permite a los suscriptores mantener una conectividad perfecta mientras se mueven dentro del área de cobertura de la red.
Al interconectar múltiples redes o subredes, las redes en tándem mejoran la confiabilidad de la red, proporcionan múltiples rutas para la transmisión de datos y mejoran la eficiencia general del sistema de comunicación.