1 gigabyte (GB) equivale a mil millones (10^9) bytes, lo que significa que un disco duro de 200 GB puede almacenar 200*10^9 bytes de datos.
Los discos duros consisten en discos giratorios recubiertos con un material magnético, llamados platos. Los datos se almacenan como pequeños dominios magnéticos en estos platos, que se leen y escriben mediante un cabezal magnético de lectura/escritura. El cabezal se mueve sobre los platos para acceder a diferentes partes de los datos almacenados.
Los discos duros de 200 GB eran bastante comunes entre principios y mediados de la década de 2000, pero se consideran relativamente pequeños según los estándares actuales, ya que las capacidades de los discos duros han aumentado significativamente desde entonces. Ahora es más común encontrar discos duros con capacidades de varios terabytes (TB). Sin embargo, los discos duros de 200 GB pueden ser suficientes para almacenar datos básicos como documentos, música y fotografías, o como opción de almacenamiento secundario.
Vale la pena señalar que los discos duros de 200 GB también se utilizan en dispositivos portátiles como discos duros externos, lo que permite transportar y acceder fácilmente a grandes cantidades de datos.