La medida de la frecuencia de un bus del sistema y de la CPU se realiza en megahercios (MHz) o gigahercios (GHz). Representa la cantidad de ciclos de reloj por segundo que el bus del sistema o la CPU pueden procesar. Una frecuencia más alta generalmente indica un rendimiento y un procesamiento de datos más rápidos. Por ejemplo, si un bus del sistema tiene una frecuencia de 100 MHz, significa que puede procesar 100 millones de ciclos de reloj por segundo. De manera similar, una CPU con una frecuencia de 3,5 GHz puede procesar 3,5 mil millones de ciclos de reloj por segundo.