La computadora no arranca: Si la CPU está gravemente dañada, es posible que la computadora no pueda iniciarse en absoluto. Esto se debe a que la CPU es responsable de ejecutar las instrucciones del sistema operativo y coordinar otros componentes del hardware, por lo que si no funciona correctamente, todo el sistema no podrá iniciarse.
Fallos aleatorios: Si la CPU está dañada pero no completamente dañada, es posible que aún pueda iniciarse y ejecutarse, pero puede fallar con frecuencia o comportarse de manera errática. Esto se debe a que es posible que la CPU no pueda procesar las instrucciones correctamente, lo que provoca fallos y comportamientos impredecibles.
Pantalla azul de la muerte (BSOD): Un BSOD es un signo común de problemas de hardware, incluidos problemas de CPU. Si ve un BSOD, es posible que la CPU esté dañada y provoque que el sistema falle.
Problemas de rendimiento: Si la CPU está dañada pero aún funciona, es posible que pueda funcionar, pero puede experimentar problemas de rendimiento importantes. Esto podría manifestarse como tiempos de arranque lentos, rendimiento lento o dificultad para ejecutar ciertas aplicaciones.
Problemas de calor: Una CPU dañada también puede provocar que la computadora se sobrecaliente. Esto se debe a que la CPU genera mucho calor cuando está funcionando y, si no funciona correctamente, es posible que no pueda disipar el calor de manera efectiva, lo que provoca un sobrecalentamiento.
Problemas con los fans: Si la CPU está dañada, también puede provocar que el ventilador de la computadora funcione de manera excesiva o errática. Esto se debe a que el ventilador intenta enfriar la CPU, pero si la CPU no funciona correctamente, es posible que el ventilador no pueda regular la temperatura de manera efectiva.
Ruidos extraños: En algunos casos, una CPU dañada también puede producir ruidos extraños, como zumbidos o clics. Esto podría ser una señal de daño físico a la CPU o sus componentes.